Mayrata Pérez-Serrano Martín
15167
post-template-default,single,single-post,postid-15167,single-format-standard,bridge-core-1.0.4,ajax_fade,page_not_loaded,,qode_grid_1300,qode-theme-ver-18.0.9,qode-theme-bridge,disabled_footer_bottom,wpb-js-composer js-comp-ver-5.7,vc_responsive

Mayrata Pérez-Serrano Martín

Mayrata Pérez-Serrano Martín

Hola! Soy Mayrata Pérez-Serrano Martín, aunque todo el mundo me llama May, excepto algunos profesores cuando ya no me aguantaban más y recurrían a llamarme Mayrata al completo, que suena más serio.

La verdad es que me he pasado casi toda mi vida en El Altillo, ya que entre con 3 añitos y no me fui hasta que terminé bachillerato y ya no me quedaba otra. He de reconocer que no he sido fácil de llevar a veces. Solo hay que saber que me cambié cuatro veces de especialidad de bachillerato en 6 meses, pero agradezco la oportunidad de poder hacerlo por parte del colegio ya que no tenía nada claro hacia donde quería orientar mi futuro. Finalmente, acabé el bachillerato de ciencias sociales, o letras como le llamábamos todos. Después incluso de hacer la selectividad, no tenía claro que estudiar y me decanté por el doble grado de ADE y Turismo en la Universidad de Huelva. En el primer curso me di cuenta de que no era lo mío y decidí perseguir lo que siempre me había gustado, que es la cocina.

Por ello, este año entro ya en el cuarto y último curso del Basque Culinary Center, universidad en la que estudio desde 2019 en San Sebastián, en el País Vasco. Ha sido la mejor elección de mi vida. La admisión para esta universidad consta de algunas pruebas, entre ellas una de idiomas, la cual no tuve que hacer ya que venía del colegio con los títulos tanto de inglés como de francés. Hasta ahora, he realizado tres prácticas obligatorias de la universidad: en ‘La Carboná’ en Jerez de la Fra., en ‘Gaytán’ con una estrella Michelín en Madrid, y, este año, tres meses en ‘Kadeau’ con dos estrellas Michelín en Copenhague, meses que no olvidaré en la vida. No hace falta ni que decir, que el hecho de haber salido del colegio con idiomas, me ha facilitado mi estancia allí enormemente, ya que es un estilo de vida, cultura y país totalmente diferente, pero la posibilidad de comunicarme ya la tenía ganada.

Sinceramente, sigo recordando la época del colegio como la más bonita que he vivido hasta ahora. A día de hoy, 4 años después de haber terminado mi etapa escolar, sigo comentando anécdotas de todo tipo entre los amigos que éramos y seguimos siendo inseparables desde entonces. Por mucho que gane experiencias en otras ciudades y países, tengo claro que jamás podré compararlas con el colegio, ya que siempre la recordaré como única. Los profesores nos han visto crecer, y nosotros a ellos… nos han ayudado, siempre han sido más que cercanos y nos daban pie a poder consultarles cualquier asunto y apoyarnos en ellos si era necesario. Por supuesto, no habría sido lo mismo sin todos y cada uno de mis compañeros, cada cual aportando algo diferente.

No solo estoy agradecida con el colegio por todas las oportunidades que nos brinda incluso al salir de allí hacia la vida universitaria y laboral, si no por el espacio tan confortable que nos ha brindado siempre para crear nuestras propias personalidades, crecer como personas, encontrarnos a nosotros mismos sin miedo a que nos juzguen y hacer amigos para toda la vida.